Se acabó la lactancia

Fue un día que pensé que llegaría mucho más lejos. Mi esposo y mi mamá saben que peleé con las uñas por darle leche materna a mi bebé. Soñaba con ser una mamá medela. Darle la comida más importante de la vida a mi bebé era mi sueño.

No lo logré. Fue muy difícil poder darle lo que alcancé. No fue suficiente y siempre tuve que complementar con fórmula a mi hija. Eso me martirizó. Fue pesadísimo emocionalmente. Fui un fracaso. Pero ya lo asumí y debo aprender a vivir con eso. 

Se me acabó la licencia de maternidad y el periodo de vacaciones que tenía guardado para estar con mi bebé. Y con ese periodo también se acabó la leche… desde los 3 meses y medio de mi bebé más o menos, empezamos a reemplazar las tomas del día con fórmula, todo de la mano de la pediatra de mi hija. Mi bebé lo aceptó súper bien, pues ya estaba acostumbrada al tetero y a la fórmula. Esa disminución en la demanda disminuyó la oferta, contrariando radicalmente las leyes de la economía… ja!

Llega el fin y siento entre felicidad y tristeza. Es como nostalgia. Empezaré dentro de poco a descongelar las onzas de leche que tenía en el congelador y cerraré el ciclo. 

Esta es otra parte de mi vida que es probable que no vuelva a experimentar. No sabemos con mi esposo aún si tener más bebés, entonces es incierto si tenga que pasar por esto otra vez y si de los aprendizajes que tuve, tenga oportunidad de aplicar las lecciones aprendidas. 

Me va a hacer mucha falta tener a mi bebé abrazada mientras le doy de comer. Darle algo que solo yo, por biología, podía darle. Bueno, realmente creo que estoy más triste que feliz. Lo único bueno de terminar esta etapa es poder comer “normal”. Aún sueño con poder darle de comer.